Friday, February 22, 2008

Nació como un príncipe, se convirtió en un iluminado, la historia de un hombre que alcanzó el estado de nirvana. Es un libro que empieza bastante aburrido, se convierte en un libro entretenido y termina con un aporte espiritual que buscaba. Buda viajó por todo el norte de la india, como reconocido maestro, antes de fallecer a los 80 años. Murió por comer un trozo de cerdo en mal estado, una forma humilde y mundana de morir.

Recuerdo que un día de año nuevo una persona que aprecio mucho me saludó diciendo NAMASTE, en el momento no entendí lo que significaba. Este libro me lo ha dicho “Era la forma mas sencilla de saludar, pero si venía de un monje también era una bendición.

A continuación citaré partes del libro que me han parecido especiales.

Si las escrituras dicen que evite la violencia ¿basta con que pase junto a una pelea y no me meta? –Limitarse a evitar la violencia demuestra virtud, pero demuestra mucha mas virtud ayudar a cese la pelea y hacer que los oponentes alcancen un estado de paz.

Había una anciana, que hacía lo que yo no podía comprender. Si se cortaba un hilo descargaba todo el telar y empezaba de nuevo. Le pregunté porque destruía el trabajo de toda una semana por un solo hilo cortado. Me respondió una sola palabra “Karma”. El karma mantiene el equilibrio entre el bien y el mal, es una ley divina. Cuando se viola la ley, aunque sea con la mayor inocencia, ya no hay vuelta atrás. Da igual que se trate de una alteración pequeña. Un hilo cortado altera todo el diseño; una maldad trastorna el destino de una persona.

Con el tiempo, concluí que mis penurias podrían durar toda la vida. ¿Con que fin? Aun sería un esclavo del karma y prisionero de este mundo. ¿Qué es ese karma que nos visita y nos trae tanto sufrimiento? El karma son los deseos del cuerpo. El karma es el recuerdo de placeres pasados que queremos recuperar y dolores pasados que queremos evitar. Lo que asedia nuestra mente son los engaños del ego y las tormentas de ira y miedo. Por esta razón decidí extirpar el karma de raíz. Los sentimientos y deseos son efímeros, todo está en un constante cambio

Un demonio ofreció su hija a Gautama (Buda) era hermosa, al presentarlos dijo: --No me preguntes como me llamo estoy libre de todo deseo y lujuria. Me eres tan indiferente como yo a ti. Estamos perfectamente de acuerdo. –Eres muy sutil –dijo Gautama— Pero yo ya sé cómo te llamas: Arati ”aversión”. No quieres nada porque lo odias todo. Te tomaré como esposa, pero sólo con la condición de que te abras al amor. ¿Puedes aceptar eso?. La cara de Arati adoptó una expresión de disgusto inefable.

No prediques la fe como suele hacerse, para mantener tranquilas a las personas y prohibirles que piensen por sí mismas. Esa clase de fe es ciega y, por tanto, inútil. Solo hay que recurrir a la fe cuando la mente se ha rendido.

Una persona seguirá siendo arrogante y orgulloso, pero no importa. El fuego de la pasión se extingue tarde o temprano. Entonces escarbas entre las cenizas y encuentras una gema. La tomas; la miras con incredulidad. La gema siempre estuvo dentro de ti. Es tuya, para siempre. Es Buda.

Al finalizar el libro Deepak Chopra habla un poco de la filosofía budista y de algunos de los motivos que tuvo para escribir esta novela. A continuación citaré algunas de las nobles budistas.

Primera a Cuarta noble verdad: La vida está llena de sufrimiento. El sufrimiento tiene una causa que se puede conocer. Existe el cese de sufrimiento. El camino del cese de sufrimiento tiene ocho partes. Visión o entendimiento correcto. Intención correcta. Habla correcta. Acción correcta. Medios de vida correctos. Esfuerzo correcto. Conciencia correcta. Concentración correcta.

Dunkkha. La vida es insatisfactoria. El placer en el mundo físico es efímero. De manera inevitable le sigue el dolor. Por lo tanto, nada que experimentemos puede ser profundamente gratificante. En el cambio no hay descanso.

Annica. Nada es permanente. Toda experiencia fluye y desaparece. Causa y efecto son eternos y confusos. Por lo tanto, jamás se puede hallar la claridad ni la permanencia.

Anatta. El yo aparte no es digno de confianza y es, en última instancia irreal. Usamos palabras como “alma” y “personalidad” para designar algo pasajero y fantasmal. Nuestros intentos de hacer del yo algo real no terminan nunca, y tampoco dan frutos a cambio. Por eso nos aferramos a una ilusión que nos dé seguridad.

Sin duda un libro que recordaré el resto de mi vida y que me ha obligado a seguir enseñanzas y componer patrones en mi vida.

Librerías Gandhi

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