El Alquimista:
Este libro de Paulo Coelho habla de la leyenda personal con el ejemplo de un pastor de España llamado Santiago que la sigue en un largo viaje a las pirámides de Egipto en búsca de un tesoro. La leyenda personal es aquello que siempre deseaste hacer. Todas las personas, al comienzo de su juventud, saben cuál es su leyenda personal. En ese momento de la vida todo es claro, todo es posible, y ellas no tienen miedo a soñar y desear todo aquello que les gustaría hacer en sus vidas. No obstante, a medida que el tiempo va pasando, una misteriosa fuerza trata de convencerlas de que es imposible realizar su leyenda personal.
El alma del mundo es alimentada por la felicidad de las personas. O por la infelicidad, la envidia, los celos. Cumplir la leyenda personal es la única obligación de los hombres. Todo es una sola cosa. Y cuando quieres una cosa, todo el universo conspira para que realices tu deseo.
Una frase que me encanto que expone el miedo del ser humano de perder lo que quiere y al cambio; extraída del Corán. Alá dijo: Nadie debe sentir miedo a lo desconocido, porque cualquier persona es capaz de conquistar todo lo que quiere y necesita.
Todo lo que está sobre la tierra se transforma siempre, porque la tierra esta viva y tiene alma. Somos parte de esa alma y raramente sabemos que ella siempre trabaja en nuestro favor. Pero tú debes entender que todo está dispuesto y colaborando para tu éxito.
Como todo libro de Coelho no podía faltar el Amor. Finalmente apareció una moza que no estaba vestida de negro. Llevaba un cántaro en el hombro y la cabeza cubierta con un velo, pero tenía el rostro descubierto. El muchacho se aproximo para preguntarle por el Alquimista. Entonces fue como si el tiempo se parase y el Alma del Mundo surgiese con toda su fuerza ante él. Cuando vio sus ojos negros, sus labios indecisos entre una sonrisa y el silencio, el entendió la parte más importante y sabia del Lenguaje que todo el mundo hablaba y que todas las personas en la tierra eran capaces de entender en sus corazones. Y esto se llama amor, algo mas antiguo que los hombres y que el propio desierto, y que sin embargo resurgía siempre con la misma fuerza donde quiera que dos pares de ojos se cruzaran. Los labios finalmente decidieron ofrecer una sonrisa, y aquello fue una señal, la señal que el espero sin saberlo durante tanto tiempo en su vida.
Allí estaba el lenguaje puro del mundo, sin explicaciones, porque el universo no necesitaba explicaciones para continuar su camino en el espacio sin fin. Todo lo que el muchacho entendía en aquel momento era que estaba delante de la mujer de su vida, y sin ninguna necesidad de palabras, ella debía saberlo también.
También habla sobre la determinación: Cierta tarde pasaron el Alquimista y Santiago por el campamento de uno de los clanes en guerra, había árabes con vistosas ropas blancas y armas apoyadas en todos los rincones. Los hombres fumaban narguile y conversaban sobre los combates. Nadie presto intención a los viajeros.
-- No hay ningún peligro – Dijo el muchacho, cuando ya se habían alejado del campamento.
El Alquimista se puso furioso.
-- Confía en tu corazón –dijo--, pero no olvides que estas en el desierto. Cuando los hombres están en guerra, el alma del mundo también siente los gritos del combate. Nadie deja de sufrir las consecuencias de cada cosa que sucede bajo el sol.
“Todo es una sola cosa”, pensó el muchacho.
Y como si el desierto quisiera mostrar que el viejo Alquimista tenía razón, dos jinetes surgieron por detrás de los viajeros.
-- No pueden seguir adelante – dijo uno de ellos---. Están en las arenas donde se libran combates.
-- No voy muy lejos – respondió el Alquimista, mirando profundamente los ojos de los guerreros. Después de un breve silencio, estos accedieron a dejarlos seguir su viaje.
El muchacho asintió a todo aquello fascinado.
--- Usted ha dominado a los guardias con la mirada –comento. Los ojos muestran la fuerza del alma –respondió el Alquimista.
Una de las leyes que he aplicado y aceptado toda mi vida…“ Todo lo que sucede una vez, puede no suceder nunca más. Pero todo lo que sucede dos veces, sucederá, ciertamente, una tercera”.
El Alquimista - Paulo Coelho
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